miércoles, 31 de enero de 2018

Germán Gedovius, un maestro de pintores

Germán Gedovius. Tehuana, 1918. Óleo s/tela.

El Museo Nacional de San Carlos le rinde homenaje a 150 años de su nacimiento; aparte descubrí la obra de la escultora Yvonne Domenge

Germán Gedovius. Paisaje con Itaccihuatl, óleo s/tela, 1906.
Yo conocía la obra de Germán Gedovius porque lo incluí en mi tesis de licenciatura sobre el kitsch en el arte mexicano de 1900 a 1950. Hablé en ella sobre dos pinturas que, por cierto, no encontré en esta exposición, Dama de las violetas (1908) y Desnudo barroco (1920). Sin embargo conocí otras obras que nunca había tenido el gusto de contemplar y mucho menos tête-à-tête. Recuerdo lo difícil que me resultó encontrar imágenes buenas de este autor para ilustrar mi investigación, situación que no ha cambiado pues realmente sigue habiendo pocas.  

Germán Gedovius. Barcos. Óleo sobre tela, s.f. Museo Nacional de San Carlos (Mx)..

Una discapacidad que no le estorbó en el Arte


Gedovius fue todo un personaje con muchos rasgos que lo hacen sobresaliente primeramente como ser humano pues era sordomudo, hijo de padre alemán y madre mexicana  y nacido en San Luis Potosí (error en Wikipedia que nadie ha corregido, pone que nació en Ciudad de México) en 1886, falleció en 1937. Un pariente suyo prometió llevárselo a Alemania para que estudiara Pintura y procurar una cura para su sordera, pero el viaje jamás se realizó. Así es que sus padres le contrataron un maestro de pintura y progresó tanto que a los dieciséis años lo inscriben en la Academia de San Carlos en la capital mexicana. Tras cuatro años de estudios su padre, comerciante en ferretería, finalmente puede enviar a su hijo a Alemania como era la idea inicial que había quedado trunca.
Germán Gedovius. Rosas blancas, óleo s/tela. s.f.

Germán Gedovius. Paisaje México-Tláhuac. Óleo s/tela, 1904.


Se inscribe en la Real Academia de Munich y sus progresos en la audición le permiten hablar poco a poco alemán. Su aventura europea dura diecisiete años, viajando y conociendo los museos; al regresar a México en 1893 inicia a exponer sus pinturas con buena crítica y en 1903 le ofrecen en la Academia de San Carlos – bajo la dirección del arquitecto Antonio Rivas Mercado - el puesto de profesor de claroscuro en la cátedra de Composición y Color. Es así que fue “maestro de maestros” pues entre sus alumnos figuraban Ángel Zárraga, Diego Rivera, Ignacio Rosas y Francisco Goitia, entre otros.

Germán Gedovius. Zinnias en florero de plata, óleo s/tela, s.f.




La Academia Mexicana de San Carlos

A la par que daba clases en San Carlos, abrió un estudio en los años veinte en la colonia Roma donde daba clases a señoritas de buena familia, entre ellas Pilar Calvo. Entabla amistad con una familia de apellido Cuevas, quienes – según cuenta la investigadora Yazmín Mondragón Mendoza – le acondicionan en su hacienda un estudio-habitación donde vivió y trabajó hasta su fallecimiento a la temprana edad de 51 años.

A juzgar por sus pinturas, el maestro Gedovius hizo de puente, voluntaria o involuntariamente, entre el arte del siglo XIX que arrastraba la escuela neoclásica y las tendencias europeas del siglo XX y todo lo plasmó estupendamente: retratos, marinas, paisajes, bodegones atestiguan su extraordinario talento.

Yvonne Domenge: una mujer que hace escultura monumental


En una sala contigua a Germán Gedovius, fue una agradable sorpresa conocer Cadenas de creación, una  pequeña muestra del trabajo escultórico de esta escultora mexicana (CdMx, 1946), una de las pocas – si no que la única – que trabaja obra pública en escala monumental. Su ingreso a la Academia de Artes como académica de número es el motivo de esta exposición que recoge ejemplos de todas las variantes que ha tocado en su quehacer: dibujos, maquetas, proyectos en espacios públicos y hasta joyería demuestran su pasión por la figura esférica y todas sus posibilidades estéticas. La Naturaleza y sus “accidentes” y un estudio concienzudo de diseño son la inspiración de estos trabajos que logran explorar resoluciones inéditas tridimensionales al círculo, como plenitud y evolución dinámica en el espacio vacío.

Yvonne Domenge. Coral coquino, polímero, 2014.
Y. Domenge. Dimensiones estelares.



















Reconocimientos internacionales


La nueva académica mexicana es la número 35 de los miembros de la Academia de Artes, que desde su fundación en 1966 forman un cuerpo colegiado en las especialidades de Arquitectura, Artes Escénicas, Gráfica, Música, Pintura e Historia y Crítica de Arte. Su trayectoria internacional es sorprendente, especialmente la obra monumental de la que sólo vemos fotografías (y muchas sin indicar el lugar ni la fecha). Domenge es asimismo miembro asociado honorario (?) de la Real Academia de Ciencias, Letras y Bellas Artes de Bélgica y Francia y en el 2008 recibió la medalla de oro en el concurso de escultura para paisaje olímpico en Pekín.

Yvonne Domenge figura de aluminio acabado
espejo, 2016.
Yvonne Domenge. Nómadas. Talla directa en madera, 1991



En 1996 obtuvo el primer lugar en el Premio Mexinox de Diseño Industrial, así como el de Visiones Convergentes de la cadena CNN en Español en 2003, un segundo lugar de Arte en Hielo en Alaska, premio de adquisición Camille Claudel en Francia y el de Euroescultura en Italia. En 2006, una de sus esculturas fue adquirida en los festejos del año internacional de la ciudad china de Zhengzhou y, a manera de tributo, una de las salas de exposición de la UAM (Universidad Autónoma Metropolitana de la CdMx) lleva su nombre. Cadenas de creación de Yvonne Domenge. Hasta finales de febrero.

Museo Nacional de San Carlos. Puente de Alvarado 50, colonia Tabacalera. Abierto de martes a domingo de 10 a 18 horas. Domingos entrada libre.

FUENTES



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